domingo, 24 de marzo de 2013

¿Abandonos?

Hugo De Marinis

Otra columna para discutir las maneras de Ernesto Tenembaum. En su nota para “Veintitrés” del jueves 21 se maravilla de cómo el gobierno abandonó a Horacio Verbitsky por su investigación sobre el cura Bergoglio, y el silencio oficial ante la púa vaticana emitida por el portavoz Federico Lombardi.

Dice Tenembaum muchos asuntos en su nota, como la posibilidad concreta – admitamos – de que todo el aspaviento oficial sobre el descubrimiento – “revelación” – de la vocación por los pobres del nuevo Papa más tiene que ver con oportunismo que con posición genuina. El co-conductor de Palabras +, Palabras- , niega con su típico estilo suave pero firme, los trazos de legitimidad de esta última opción. La denegación acompañada por la simplísima y machacona ubicación del kirchnerismo en su totalidad dentro de un colectivo sin fisuras en cuanto al pensamiento, la comparten unos cuantos; llama la atención la creencia unánime en esta perspectiva en comunicadores avispados que se reclaman sinceramente progresistas – como Tenembaum – y la izquierda clasista, como por ejemplo, la de los compañeros trotskistas del PTS. Que el punto de vista de considerar la improbable impermeabilidad mental del adversario provenga de la derecha es lógico porque su proyecto es otro y sus intereses – podría argumentarse – se encuentran en juego. No mentemos el asunto de la funcionalidad: la derecha, los progresistas equidistantes y la izquierda clasista no son lo mismo, aunque a veces coinciden – los clasistas mencionados, nobleza obliga, se esfuerzan en diferenciarse – muchas más en que las que el arco kirchnerista y sus simpatizantes se ponen de acuerdo, v.gr., la minería, los pueblos originarios, las alianzas con gobernadores non sanctos, la exigencia de mayor rigor en las medidas económicas, etc.
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Para los que se bancan leer a Verbitsky no resultan sorpresas tanto su ávida vocación investigativa como sus notas y opiniones picantes, con críticas que abarcan incluso la figura presidencial. Mirando desde el llano, no estoy muy seguro que Verbitsky y la presidenta miren la realidad de la misma manera, aunque el periodista de Página 12 defienda con pinceladas finas y gruesas la gestión de Cristina cuando la ataca sin cuartel la derecha redomada. Tampoco veo que desde el gobierno consideren al investigador muy oficialista que digamos. Más de un burócrata gubernamental mediano lo debe suponer una piedra en el zapato; más de uno de sus lectores, demasiado obstinado. Pero que se hayan descifrado contradicciones en lo que antes se estimaba una mole inexpugnable, puede ser un adelanto. La cuestión es que aquellos de los que he hablado, al detectarlo, lo celebren como un retroceso o bien les sirva para comenzar a observar el contexto de otro modo. También puede ser un indicio de que no somos tan antagónicos como el lenguaje que utilizamos tiende a insinuar.

La Quinta Pata

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