lunes, 14 de julio de 2014

Futbol: quien te quita lo bailao

Ramón Ábalo

Aún con la desazón y la bronca en la garganta y en el alma encontramos razones para no suicidarnos. No lo hicieron los verdaderos actores del evento, especies de gladiadores de aquellos tiempos del circo romano, ni Sabella, uno de los héroes, el DT que recibió peñascazos y perdigones a raudales en el mismo momento de iniciarse la competencia. Y termina, junto con sus dirigidos, como legítimos triunfadores, porque hasta los mismísimos teutones que se levantaron con el título y la copa, con una especie de autosinceramiento, aceptarían que el adversario argentino no solamente les jugó de igual a igual, y que es el ganador, porque lo sería si el referí hubiera cobrado un claro penal para los sudacas. Y ya se sabe, una de las constantes de la versión 2014 del certamen fue que un primer gol, el primero, mejor dicho, de quien lo hiciera ya lo catapultaba para la corona mundialista. Pero los fondos buitres de la FIFA, con la complicidad del nativo de la AFA, ya habían tomado la determinación de que había que coronar a un europeo. En el horizonte concretamente futbolístico, aparecían los latinoamericanos haciendo pata ancha en lo técnico y en los guarismos. El Socialismo Siglo XXI se consolidaba en la cancha universal ante miles de millones de seguidores y fanáticos, y entonces los arbitrajes entraron a actuar como jugadores principales.

La decisión tal no está en las normas escritas del juego limpio, sino en las decisiones de los intereses económicos y políticos, al menos esta vez, pero con antecedentes visibles como los mundiales del nazismo alemán, la Italia facista y la dictadura genocida argentina. Pero el fútbol por ser el deporte más popular del universo, en este sistema, es un capital que debe ser retenido en su esencia depredadora y concentrada. En la Europa en plena crisis, como el resto del mundo, con excepción de Latinoamérica acaba de caer un poderoso banco, lo que va a requerir una decisión fuerte del sistema para evitar que el deschave no se extienda a la restringida fortaleza financiera de esa región.

Y siendo el fútbol uno de los más estratégicos de los bienes gananciables de las potencias en decadencia, para su dominación del mundo, había que desechar la posibilidad de un campeón de la zona que se levanta con energía, decisión y potencia autonómica en lo económico, en lo social, en lo político. Y en lo ideológico, porque aquí se construye el nuevo mundo de la solidaridad, la justicia y la igualdad con el signo del Socialismo Siglo XXI.

Pero ya está, somos subcampeones y listo. Los muchachos del equipo dejaron todo en la cancha. En ningún momento dieron muestras de inferioridad, menos de autoestima por ser quienes son en lo técnico y en la identidad nacional y zonal. No caben las disculpas ni las razones justificatorias. Se jugó y se perdió jugando con la sangre, el cuerpo todo y el alma. No hay nada para exigirles autocrítica, y menos la crítica, cualquier crítica, proveniente de donde fuere.

Pero lo fundamental es que se ganó lo que se ganó con un concepción de equipo, con sentido profundo de lo colectivo. Y por ello, como lo han afirmado varios de los muchachos, incluso Sabella, tiene que ver el nivel alcanzado y expresado, deportiva y culturalmente, que ello contiene una pátina muy sólida de una identidad nacional y popular de una Argentina con Memoria, Verdad y Justicia. Y entonces, como dice el tango QUIEN NOS QUITA LO BAILAO!!!

La Quinta Pata

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