domingo, 20 de julio de 2014

Palestina: para el fascismo israelí la vida no vale nada

Ramón Ábalo

La lucha del pueblo palestino por su identidad como Nación en la Palestina milenaria se remonta a siglos. Pero es la embestida colonial, en estos momentos, la que potencia el drama de millones de seres humanos desplazados y asesinados por un Estado usurpador y fascista, el israelí.

A partir del siglo XIX, el poderoso movimiento sionista de Th. Herzl alentó un "hogar judío" en territorio palestino y dirigió la instalación de colonias agrarias en la región. En 1917, la llamada Declaración Balfour reconocía al pueblo judío el derecho a crear un "hogar" o Estado y, también, con esta finalidad, en1922 dicho territorio pasa ser "administrado" por el imperialismo inglés por mandato de la Sociedad de Naciones, predecesora de la actual Naciones Unidas. Era Inglaterra la gran potencia colonial del mundo, y las organizaciones con pretensiones de dirimir cuestiones críticas entre naciones no fueron -y aún son- sino obedientes a los designios de los poderosos. En nuestra América la Unión Panamericana primero y hoy lo siguen siendo las Naciones Unidas y la OEA.

La instalación de colonos hebreos se intensificó a partir de la década del 30. Pero ante el progresivo deterioro en la zona por los continuos enfrentamientos entre árabes y hebreos, incluso éstos contra los ingleses, la ONU decretó en 1947 la partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío. En 1948, los hebreros, con la conducción de Ben Gurión, proclamaron unilateralmente la independencia del Estado de Israel, apoyado por las grandes potencias. Desde siempre el pueblo palestino enfrentó esa decisión.

Es, paradójicamente, el pueblo judío, el de la larga diáspora, el del por cientos de años discriminado, perseguido y también asesinado, expulsado y excluido el que, por decisión de una dirigencia política e ideológica que se identifica con lo más repulsivo del nazismo-facismo, el que derrama sobre los palestinos la persecución, el hambre, la usurpación y el exterminio físico.

Las potencias imperialistas, en plena decadencia, no obstante, han instalado hipócritamente el concepto de "terrorismo" a toda respuesta de los pueblos que, como el palestino, el iraquí, el afgano, el sirio, el egipcio, resistiendo el atropello a su dignidad y a su identidad, a como sea. Ese concepto mismo fue el que dio pie al genocidio cometido contra los argentinos y los demás pueblos de nuestra Latinoamérica y el Caribe. En su momento fueron terroristas Espartaco y los esclavos que se sublevaron contra el imperio romano; los judíos del ghetto de Varsovia que se levantaron contra el poder nazista; aquella revolución judía del año 70 d.C., también contra los romanos, obligada a capitular después de un implacable asedio que había condenado a Jerusalén al hambre. Al triunfo de los romanos le sucede el exilio y la diáspora de un pueblo entero.

El genocidio actual contra los palestinos no se resolverá mientras sean los intereses geopolíticos de Estados Unidos y sus aliados los que alienten a un Estado satélite a ser el protagonista del "trabajo sucio" en la Región. El Estado de Israel, al mismo tiempo, sepulta su propia historia de lucha contra la prepotencia y la inhumanidad de los poderosos del mundo. Para colmo, convertido en el alcahuete universal del imperialismo yanqui.

La Quinta Pata

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