domingo, 14 de septiembre de 2014

Pago soberano y derecho internacional

Carlos Almenara

La semana que pasó Argentina recibió un respaldo formidable en Naciones Unidas.

No es sólo un apoyo al país sino una apuesta al derecho internacional como capaz de regular un mundo enloquecido.

La presidenta Cristina Kirchner, contrariamente a la caricatura que pretenden construir en los medios de manipulación, ha tenido una consistente apuesta a los mecanismos del derecho internacional. Desde la crítica, sostuvo en cada ocasión la necesidad de reformar el FMI, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y un conjunto de instituciones. Pero lo sostiene desde la participación activa en los organismos.

A algunos nos gustaría tener el optimismo de la presidenta al respecto pero en todo caso hay que subrayar su coherencia.

Es que, precisamente, una hegemonía imperial cuestionada genera una reacción virulenta cada vez más esquiva a cualquier limitación.

Los modos en que se cobijó el genocidio en Gaza, los ejércitos de mercenarios que financian en todo Medio Oriente, la intervención en Ucrania, la sanciones a Rusia y ahora la nueva “cruzada” anunciada por Obama; son muestras de la agresividad renovada con que Estados Unidos disputa la recuperación de su hegemonía.

Esta semana se conoció que el avión de Malaysia Airlines derribado en el este de Ucrania tenía impactos de proyectiles 30 mm., lo que resulta consistente con la versión rusa y de los autonomistas que fue un avión de Kiev el responsable del derribo. El caso refleja otra vez la política mentiras, armas y hechos consumados de Estados Unidos. Diseminaron la versión de que el avión fue derribado por los autonomistas con apoyo ruso, incrementaron las sanciones y la presión internacional contra Rusia y ahora sale a la luz la falsedad. Como decía un político innombrable de la Argentina, casualidades permanentes. Pasó con las armas químicas de Saddam Hussein que nunca existieron, pasó con las amenazas que entrañaba Gaddaffi, pasó con armas químicas sirias, entre tantas otras.

Ahora el gran satán es el Estado Islámico, que de ningún modo merece ninguna defensa ni exculpación pero hay que ver quiénes son: el mismo grupo de mercenarios que financiaban públicamente hasta hace tres meses. Sus hombres en el terreno en Siria.

Hay diversas y fundadas denuncias de que los videos de degüellos a periodistas estadounidenses y británicos que se han difundido por parte de ese grupo son falsos, son montajes.

A partir de ellos, como casus belli, Estados Unidos declara su nueva cruzada. Y anuncia que bombardeará Siria. ¿Pero a quién? ¿Al Estado Islámico? No, al gobierno constituido de Bashar Al Assad, al que quieren derrocar hace más de tres años y aún no pueden. Esta excusa les viene de perillas.

Esta potencia loca no respeta ninguna de las restricciones internacionales.

Lo he sostenido en otras ocasiones, en este contexto, pensar que el litigio con los fondos buitre y el fallo de Griesa son “ocurrencias” del juez es por lo menos una ingenuidad. Muy difícil creer que no sea mala fe.

Contrariamente al respaldo que recibió Argentina en Naciones Unidas, la oposición interna sigue mostrándose en su enorme mayoría tan miserable que está dispuesta a aliarse al invasor extranjero. No son los primeros argentinos que lo hacen. No deja de ser un escándalo.

La utopía de candidatos a presidente como Macri y Massa es alinear al país con Estados Unidos en una vuelta a las relaciones carnales de los noventa. Debe señalarse como una claudicación inconsistente. Otros candidatos con la misma idea, disimulan algo.

En los noventa un Estados Unidos seductor proponía un “consenso de Washington”, ofrecía libre comercio, prometía inversiones y desarrollo (que por supuesto era mentira), hoy ya no existe tal cosa. Siguiendo con la metáfora hoy sólo hay un amante golpeador que lo único que ofrece al país es una política depredatoria sin cuidado de formas y gestos.

Los modelos en pugna se ven claro como pocas veces. ¿Puede ud. mirarlo sin opinar? ¿Qué puede hacer al respecto?

La Quinta Pata