domingo, 19 de octubre de 2014

Tonada

Eduardo Paganini (Baulero)

Nos toca hoy abordar otra de las composiciones musicales típicas de la zona cuyana, que a diferencia de las anteriores (ver números anteriores de la 5ª Pata) no se acompaña con coreografía: la tonada. El texto editado aquí pertenece a una afamado folklorólogo argentino, Félix Coluccio, y en cuyo tratamiento podrán verse plasmadas algunas opiniones interesantes sobre cuestiones definitorias y casi polémicas en torno del concepto de esta melodía, que suele ser confundida con otras composiciones.

Es la canción cuyana por excelencia. En el año 1610, Covarrubias, limita el alcance de esta voz a la melodía. “Tonada —dice— es el aire del cantarcillo vulgar; cuales son las tonadas que hoy usan los músicos de guitarra”.

En el Brasil, con “Toada”, se designan ciertas canciones no bien diferenciadas. En el folklore musical del occidente de Europa, se destaca en primer plano la canción andaluza.

Si los conquistadores que vinieron a América trajeron de la literatura española del Siglo de Oro, cuentos, leyendas, romances, refranes, coplerío, etc., y sus instrumentos musicales, es lógico que también trajeran sus canciones. Hay elementos que han pasado de la canción árabe a la andaluza, y de esta a nuestra Tonada. Al quedar la canción argentina dividida en Triste y Estilo, quedó una tercera, diferente que se designó con el nombre propio de Tonada. Tiene ella elementos suficientes para definirse como especie.

Los elementos primos de la Tonada se conjugan en Cuyo, a comienzos del siglo pasado [i]; y su gran florecimiento, ya bajo ese nombre unificador de aportes peruanos y chilenos y de sustratos argentinos, se produce un poco antes de 1850, y crece su importancia y gran desarrollo durante la segunda mitad del siglo; esto es más o menos lo que dice el musicólogo Carlos Vega.

Hay infinidad de tonadas, el folklorista mendocino Alberto Rodríguez, ha recogido en toda la región de Cuyo, alrededor de ochocientas melodías, parte de cuyo material fue donado al Instituto de Musicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, durante el rectorado del Dr. Ricardo Rojas.

La mayoría de la letra de las tonadas es de corte amatorio, aunque hay alguna excepción: narrativas, históricas, descriptivas, etc. La música tiene la influencia de los románticos de la época (1800).

Dedicatoria y cogollo: Es aún costumbre en Cuyo, al terminar la Tonada, agregar una estrofa para dedicarla a los dueños de casa, unas veces, al amigo, a la mujer amada o a cualquier persona de especial afecto o distinción, presente. En dicha estrofa se nombra a quien se le dedica. Al concluir, no falta quien, en el deseo de prolongar la canción, o simplemente con el de agasajar a alguien, pida: “Cogollo para fulano”. Los cantores se cuchichean, arreglan la estrofa y la cantan nombrando al obsequiado. Los cogollos pueden abundar y la Tonada continuar por tiempo indeterminado.

Es costumbre que las personas nombradas en el canto, obsequien a los cantores con un vaso de vino.

Dedicatorias y cogollo no son de rigor.

“Con bello idioma —define Alberto Rodríguez a la tonada— es de acento largo, elevadísimo. Cuando no se interpreta en sus intenciones y propósitos, resulta a veces monótona; pero cuando se la comprende y el oído se acostumbra a ella, entonces se advierten armonías y cadencias de tanta emotividad que terminan por ser interesantes, tanto por el sentimiento que ponen los cuyanos en el quejumbroso acento de sus cantos, cuanto por la variedad de motivos que con encantadora sencillez tratan en los diferentes temas concernientes al desarrollo de la patriarcal vida serrana”.

Tonadas de todas clases y categorías: las épicas, que suelen girar alrededor de Mayo, el Ejército de los Andes, las Damas Mendocinas, la Conquista del Desierto y las líricas, sin duda las más variadas y ricas, que se permiten a veces girar de la gravedad a la picardía. Pero además las hay dramáticas, trágicas, patrióticas, satíricas, cómicas, amatorias; del humorismo criollo a la sensualidad, un amplio espectro se abre sobre estas cadencias estructuradas, poéticamente, como “de metro libre y con diversas consonancias y asonancias, en versos de pie quebrado”, de acuerdo al testimonio de Rodríguez. Hay tonadas de cuarteta, quintilla, sextilla, octavillas y decimas —pontifica—. Generalmente todas se inician con un alegre nervioso. Complementadas las frases musicales con el espíritu de las letras, se matizan con nuevos interludios hasta eslabonar su segunda frase, donde empieza un ritmo poco más alegre hasta caer nuevamente en la nota quejumbrosa, en la que expresa todas las inquietudes y sinsabores que animan al cantor.

La réplica de los aros, remates y añadiduras que ostentan cuecas y gatos, se encuentra en la tonada alrededor del cogollo. El cogollo “es una copla independiente que se canta a guisa de saludo en las tonadas de las provincias de Cuyo”, señala Lázaro Flury, quien informa que su origen se remonta a la Colonia. Tanto que en las Tradiciones peruanas de Palma se las menciona como “de obligación en las serenatas limeñas”.

Octosilábicos, con la clásica rima tradicional, los cogollos pueden cantarse también como despedida. Cuando no aparecen, se los exige: “«Tiernito como repollo larga tu cogollo», suelen invitar en la rueda del cantor quien entonces los improvisa —a menudo siguiendo una fórmula preestablecida— dedicándolos, y generalmente nombrando en los versos a la persona elegida” (M. Simón)

He aquí la letra de la bella tonada Quien te amaba ya se va, cuyos versos según Alberto Rodríguez son del poeta Nicolás Villanueva, posiblemente escritos entre 1860 y 1870. Dice así:

I
Quien te amaba ya se va,
quien te amaba ya se va,
supuesto que otro ha venido.
Se acabarán tus tormentos
ya se va tu aborrecido.
Se acabarán tus tormentos
ya se va tu aborrecido
ya se va tu aborrecido.


II
Mi bien ya se acabará,
mi bien ya se acabará,
el que te daba disgustos
a verte ya no vendrá;
para que quedes a gusto
a verte ya no vendrá.
Para que quedes a gusto
quien te amaba ya se va.


III
Todo lo echaré en olvido
Todo lo echaré en olvido,
pues conozco tu rigor
me retiraré abatido
con un inmenso dolor.
Me retiraré abatido
Con un inmenso dolor
supuesto que otro ha venido.


IV
Quedarás en tu contento
quedarás en tu contento.
Yo, con un dolor atroz,
llorando mi sentimiento
y acordándome de vos.
Llorando mi sentimiento
y acordándome de vos!
se acabarán mis tormentos.


V
Y por fin ya me despido,
y por fin ya me despido
de la prenda que adoraba,
si mi amor enardecido
tantos tormentos te ha dado.
Si mi amor enardecido
tantos tormentos te ha dado
ya se va tu aborrecido.


Cogollo
Usted (Fulana) reciba,
usted (Fulana) reciba.
Recuerde no la ofendí!
recuerde usted mientras viva
que para amarla viví.
No sé qué razón le he dado
¡Dios mío cuanto sufrí!
por su amor atormentado!



Fuente: Coluccio, Félix y Coluccio, Susana, Diccionario folklórico argentino, Buenos Aires, Corregidor, 2006.

[i] Por supuesto se refiere al siglo XIX.

La Quinta Pata

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