domingo, 21 de diciembre de 2014

Un lugar para mí

Rolando Lazarte

El lugar que soy yo. No sabía cuál sería la expresión más correcta. Tal vez un resabio de la hiper-exigencia que quería ir dejando atrás, para aceptarse tal como era. Tal como soy. Tal como soy. Yo soy así. Esto lo escribía con referencia a lo experimentado en dos encuentros de Terapia Comunitaria Integrativa: un curso de formación en Cuiabá, Mato Grosso, Brasil, y el otro, una intervisión en Paraná, Entre Ríos, Argentina.

Un lugar adentro mío, pensó. Sintió. Vio. Un lugar adentro mío. Ambos momentos de una participación intensa y tranquila, fluyente. Un verse en las historias de la gente. Un reconocerse humano. Saberse de pronto humano. Quién sabe nada más ni nada menos que eso. Humano, simplemente humano. Y ahora en Mendoza, esta tarde en Mendoza, dejar que algunas palabras vengan a la hoja. Como tantas otras veces, sabiendo que es una tarea precaria, aproximada. Lo total de la vivencia irá viniendo de a poco, como un alimento guardado en lugar apropiado.

Hay más lugar, se dio cuenta. Veía hacia adentro y veía que ahora hay más lugar. Cuando soy yo mismo, cuando sé que soy humano, un humano así como este que ahora escribe estas cosas, hay más lugar. Un espacio más grande se libera adentro, donde ahora veo blanco y negro: dos baldosas o dos ladrillos empalmados, ajustados. Formando la base de un piso que se extiende en todas las direcciones. Ahí me apoyo. En esto veo la grandeza de la Terapia Comunitaria Integrativa. Uno se recupera como gente. Uno se va teniendo de vuelta como persona. Esto no tiene precio.

La Quinta Pata

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